Adiós a un sacerdote amigo
Las despedidas son las más dolosas emociones que experimenta el ser humano y más aún cuando aquella persona que despedimos es un ser especial. Hoy 14 de octubre, le dimos el último adiós al padre Rafael Calixto Daza Díaz, ilustrísimo sacerdote de nuestra Diócesis de Valledupar que el día 13 de octubre retornó a la casa del Padre. El rito exequial del padre Rafael, fue presidido por Monseñor Pablo Salas y concelebrado por Monseñor Oscar José Vélez Isaza, Obispo de Valledupar, acompañado del clero en pleno de la Diócesis, en la Catedral Ecce Homo.
Ordenado presbítero por imposición de manos y oración consecratoria de Monseñor Roig y Villalba en el año de 1969, sirvió al pueblo vallenato por más de 50 años. El ambiente en que inició su servicio pastoral estaba lleno de muchas dificultades: Una Diócesis naciente, pocos sacerdotes, gran número de fieles con necesidad de atención pastoral y pocos templos para la congregación de la grey. Es así que con el permiso del señor obispo entrados los años 70 inicia la construcción de la parroquia Nuestra Señora del Carmen cerca a la plaza principal de Valledupar, junto a ella, al existir la necesidad de formar a los niños y jóvenes del sector, erige el Colegio Parroquial El Carmelo, al que le entregó sus mejores años formando juventudes para el servicio de la comunidad.
Fruto de su trabajo pastoral se encuentra Monseñor Pablo Emiro Salas, hoy Arzobispo de Barranquilla y quien tuvo al padre Daza como guía espiritual, siendo él, impulsor de su vocación sacerdotal. Inculcándole desde los 14 años los principios cristianos que hoy lo hacen destacar entre el colegio episcopal colombiano como un obispo entregado al servicio del rebaño que pastorea.
No podemos olvidar también, su trabajo como exorcista de la Diócesis durante muchos años en el que expulsó demonios que atormentaban a personas y gracias a su fe y oraciones de sanación, esas personas fueron curadas de los tormentos del maligno. Quedará en la memoria colectiva su vida al servicio de la comunidad y en especial su noble corazón en el que con sus hechos trataba siempre de seguir los pasos de Cristo. Quedan grandes recuerdos del padre Rafael Calixto y agradecemos a Dios por su vida y su ministerio sacerdotal. Estamos convencidos que ya está gozando de las mieles del Reino de los Cielos.
POR: GREGORY STIVEN NAVARO JIMÉNEZ / DIÓCESIS DE VALLEDUPARgregory.navarro@diocesisdevalledupar.org