Seminario Juan Pablo II
• Dimensión Espiritual
Mediante la formación espiritual, los alumnos deben hacerse idóneos para ejercer con provecho el ministerio pastoral y deben adquirir un espíritu misionero, persuadiéndose de que el ministerio, desempeñado con fe viva y caridad, contribuye a la propia santificación: y aprendan además a cultivar aquellas virtudes que son apreciable en la convivencia humana, de manera que puedan llegar a conciliar adecuadamente los bienes humanos y los sobrenaturales.
La vida espiritual anima todos los aspectos de la formación presbiteral, de tal manera que los seminaristas aprendan a vivir en trato familiar y constante con el Padre por su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo. Se trata de formar a los futuros presbíteros en una relación de amistad con Jesús: “No os llamo ya siervos, porque le siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” Jn 15, 15.
• Dimensión Intelectual
En cuanto a la formación intelectual, el seminario tendrá como punto de referencia las directrices fijadas por el Concilio Vaticano II, especialmente en los números 14 al 17 del decreto Optatam Totius, sobre la formación sacerdotal y las orientaciones de la conferencia episcopal colombiana.
Es necesario un esfuerzo de los formadores, profesores y seminaristas por mantener la prioridad de los estudios, pues, si la seria profundización intelectual de los ciclos del seminario fuera insuficiente, sería prácticamente imposible compensarla.
El estudio de la filosofía y de las ciencias humanas y la formación de un pensamiento crítico son indispensables como ayuda imprescindible para conocer al hombre, su libertad, sus relaciones con Dios, con los demás, con el mundo. En efecto, las ciencias humanas contribuyen a que el pastor sea un hombre de Dios entre los hombres; el estudio de la teología, que como ciencia, proviene de la fe y conduce a la fe, y es fundamento de la formación, y contribuye a la maduración de la fe, de la caridad y del ministerio presbiteral.
• Dimensión Humana
El seminario Diocesano Juan Pablo II pretende ser una continuación en nuestra iglesia particular, de la íntima comunidad apostólica formada en torno a Jesús, en la que se forma un nuevo tipo de presbítero para la nueva evangelización, verdadero icono de Jesucristo, Buen Pastor, pobre, obediente y casto.
El Hijo eterno al encarnarse asumió la naturaleza humana; viviendo como hombre entre los hombres, ofrece la más absoluta, genuina y perfecta expresión de humanidad. El seminario forma a los candidatos para que sean “iconos” de Jesucristo, y reflejen aquella perfección humana que brilla en el Hijo de Dios hecho hombre.
La formación humana favorece La madurez de la personalidad, un buen equilibrio afectivo de cara al celibato por el reino de los cielos, la formación del criterio, el crecimiento en las virtudes morales fundamentales y el desarrollo de las capacidades artísticas y prácticas del futuro sacerdote.
• Dimensión Pastoral
La dimensión pastoral de los seminaristas comprende dos niveles complementarios: el teórico y el práctico. El teórico, además de la orientación pastoral que posee toda la teología y de la materia llamada teología pastoral, incluye materias directamente relacionadas con el ejercicio pastoral. El nivel práctico supone la realización y revisión de experiencias y acciones pastorales concretas que favorecen en arraigo de los seminaristas en la comunidad local.
La formación del futuro pastor procurará el máximo esmero en su capacitación para el ministerio de la palabra, para el ministerio del culto y de la santificación, y para la guía de la comunidad cristiana. El seminarista, en cuanto futuro ministro de la comunión eclesial se ejercitará en desempeñar tal función desde un espíritu de servicio, corresponsabilidad y atención a los pobres y débiles, emigrantes, desplazados, presos y enfermos, en perfecta armonía con los laicos, preocupados por formar auténticas comunidades cristianas adultas y sin someterse a ninguna ideología o parcialidad humana. La parroquia, por su riqueza eclesial merece especial consideración entre los lugares para la experiencia pastoral.
Directores Espirituales: