HOMILIA ORDENACIONES DIACONALES
Valledupar, noviembre 25 de 2023.
+ Oscar José Vélez I., c.m.f.
Obispo de Valledupar.
1 Cor. 9, 19-23
Salmo 144, 2-3. 4-5. 10-11. Bendeciré tu nombre, por siempre, Dios mío, mi rey.
Jn. 18, 33-39.
Amados hijos:
Nos reunimos en la víspera de la fiesta de Cristo Rey para celebrar esta liturgia en la cual seis hermanos serán ordenados diáconos; tres de ellos en forma permanente: Tirso, Richard y Alvaro Javier y los otros tres en forma transitoria: Breyner Jesús, Isaac Antonio y James. Los seis recibirán la impronta sacramental, es decir, serán diáconos para siempre. Nunca dejarán de serlo, aunque algunos puedan recibir posteriormente el ministerio presbiteral. Nunca se deja de ser diácono. La consciencia de esto, sobre todo en los que luego sean ordenados presbíteros, será el mejor antídoto contra el clericalismo que ve y ejerce el ministerio como poder y como ejercicio de dominio y no como servicio humilde y generoso. Se es diácono en todo lo que atañe a la vida personal, laboral y familiar, aunque sus expresiones más oficiales sean en el campo del servicio de la palabra, de la liturgia y de la caridad. Diácono en todo y para siempre. La diakonía sacramental imprime carácter pues es una configuración con Cristo Servidor. Su reinado fue un reinado de servicio. El, siendo rico se hizo pobre, siendo Dios se hizo hombre, siendo rey se hizo siervo. Su reinado, del que hizo profesión y confesión ante Pilatos, es en este mundo, pero no es de este mundo. Por ello, contrasta su condición de hombre desvalido, abandonado de todos, cubierto con unos pocos andrajos con su declaración: “Yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo…”. La secuencia es irónica: es azotado, coronado de espinas, cubierto con un manto color púrpura y abofeteado mientras le gritan: “Salve, rey de los judíos”. Será condenado y llevado a la cruz, donde vivirá muriendo su despojo supremo, la culminación de la “kenosis” que se inició en la encarnación. Jesús ante Pilatos acepta la condición real que rehuyó como una verdadera tentación cuando después de la multiplicación de los panes querían hacerlo rey, pero rey como los de este mundo. Únicamente cuando ha ido realizando su misión en anonadamiento existencial, anunciando con palabras y obras, pero sobre todo con su estilo vida el reino de Dios, su Padre, puede reconocerse como Rey. Hermosamente lo proclama el himno litúrgico que Pablo incorpora en la carta a los Filipenses: “Tengan la misma actitud de Jesús, quien siendo de condición divina no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo asumiendo la condición de siervo-esclavo…” (Fil 2, 6-11). Y por eso ha sido constituido Señor. En consecuencia para los seguidores de ese rey, nuestra única corona debe ser de espinas y nuestro trono debe ser el árbol de la cruz.
Uds., queridos hijos, tendrán a partir de hoy el encargo sacramental de representar, es decir, volver a hacer presente, a Cristo en medio de los suyos mediante el anonadamiento, la renuncia a la autoafirmación, a una vida autoreferencial, haciendo propio el estilo de vida de Jesús quien precisamente antes de la pasión, habiendo “amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” y realizó el escandaloso gesto de lavar los pies a sus discípulos; el cual finalizó diciéndoles: “¿entienden lo que he acabo de hacer con Ustedes? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y dicen bien poque lo soy. Pues si yo, que soy su Señor y Maestro les he lavado los pies, también Ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con Ustedes. Les aseguro que el servidor no es más grande que su amo ni el mensajero más grande que quien lo envió. Felices serán si entienden esto y lo practican”. Jesús siempre se ha puesto en el nivel de las necesidades del otro y por ello se abaja y se humilla para poder sanar y elevar. Este gesto cuasisacramental se hace memoria presencial en su diaconía de amor gratuito e incondicional. Precisamente en el documento síntesis del reciente Sínodo sobre la sinodalidad se dice: “en el campo del repensamiento del ministerio diaconal, promuévase una orientación más decisiva al servicio de los pobres”. Por ello, queridos diáconos en ejercicio y candidatos que hoy lo recibirán, quiero que en las distintas parroquias o comunidades a las que son enviados, deben tener un compromiso activo en la creación o fortalecimiento de los coppas, es decir, los comites parroquiales de pastoral social.
El Papa Francisco en la clausura de la primera etapa del Sínodo, el pasado 29 de octubre, comentando la respuesta de Jesús a los fariseos acerca del mandamiento más importante, exhortaba a tener dos actitudes fundamentales: adorar y servir. “La adoración, afirma, es la primera respuesta que podemos ofrecer al amor gratuito de Dios, al amor asombroso de Dios… significa reconocer en la fe que sólo Dios es Señor… Al adorarlo, nos redescubrimos a nosotros mismos como libres. Por esta razón, el amor al Señor en las Escrituras a menudo se asocia con la lucha contra toda idolatría. Los que adoran a Dios rechazan lo ídolos porque, mientras Dios libera, los ídolos esclavizan. Nos engañan y nunca cumplen lo que prometen… Siempre debemos luchar contra la idolatría; las mundanas, que a menudo derivan de la vanagloria personal, como el ansia de éxito, la autoafirmación a cualquier precio, la codicia del dinero, la fascinación del arribismo; pero también las idolatrías disfrazadas de espiritualidad… Estemos vigilantes, para que no nos pongamos a nosotros mismos en el centro en lugar de a El… El segundo verbo es servir… No hay experiencia religiosa que sea sorda al clamor del mundo… No hay amor a Dios sin implicarse en el cuidado del prójimo… Ser una Iglesia adoradora e iglesia de servicio, que lava los pies de la humanidad herida, acompaña el camino de los frágiles, de los débiles y de los descartados, y sale con ternura al encuentro de los pobres… una Iglesia de puertas abiertas que es remanso de misericordia”.
Hermanos, ha dicho el Santo Padre que la adoración nos hace descubrirnos a nosotros como libres. Y podríamos añadir: libres para servir. Fue esa la experiencia del Apóstol San Pablo que hemos escuchado en la primera lectura. Dice a los Corintios: “Siendo del todo libre, me he hecho siervo de todos con tal de ganar a todos los que pueda… me hice todo para todos con tal de salvar a toda costa a algunos. Y todo lo hago por el Evangelio, para participar de sus bienes con ellos”. Desde la total libertad que hemos recibido en nuestra condición de hijos de Dios podemos, sin complejos y con gozosa humildad, hacernos “débiles con los débiles”, siervos de todos para con nuestro servicio hacerles presente el amor de Cristo que los cuida, los sana y libera, y en definitiva los hace partícipes de los bienes del Evangelio. El reciente Sínodo ha propuesto precisamente el ministerio de la escucha. Esto es donación del propio tiempo al hermano en forma humilde, no tan visible ni aparentosa, pero permite recrear, abrir caminos y devolver muchas veces la esperanza a quienes la creen perdida.
Sólo el que adora de verdad, reconociendo un Solo Dios y Señor puede, al estilo de Jesús, ser verdadero siervo, renunciando permanentemente a la servidumbre de los ídolos para vivir entregado al servicio de Dios en la persona de los hermanos. Por ello, con el salmista, hemos proclamado y lo seguimos haciendo: “Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey”.
Que María, esclava del Señor y servidora de los hombres, acompañe nuestro caminar. Amén.
Destinos de los nuevos diáconos transitorios y permanentes:
Diáconos Transitorios:
*James Acuña – Jagua del pilar
- Isaac Escobar – P. Inmaculada concepción de Valledupar, curia episcopal
- Breyner Rodríguez – P. María reina de la paz y Pastoral Social
Diáconos Permanentes
*Tirso cabello – P. Espíritu santo
*Richard López – P. Catedral ecce homo
*Álvaro Ramírez – P. Señor de los milagros, C.P las mercedes y pastoral educativa
Cambios de Sacerdotes
Padre Jesús Albor – párroco de la P. Divino niño y San Isidro labrador de Codazzi
*Padre Miguel ángel rincón – Párroco Nuestra Señora del carmen de curumaní
- Padre Omar reales – Párroco de san José obrero de Valledupar y la emisora ecos de la buena noticia
*Robinson Ruiz – administrador parroquial de la parroquia nuestra señora de Guadalupe, C.P San Antonio de Padua, Capellán de la Sierrita