Exequias de José Agustín Valbuena Jáuregui

Entre palabras sentidas y un momento bastante emotivo, se realizaron las exequias de Monseñor José Agustín Valbuena Jáuregui este miércoles 27 de marzo de 2024 en la Catedral Ecce Homo de Valledupar, la Eucaristía presidida por Monseñor Oscar José Vélez Isaza en participación de todos sus presbíteros y servidores eclesiásticos, así como también la presencia de  Pablo Emiro Salas Anteliz arzobispo de la arquidiócesis de Barranquilla, Monseñor José Clavijo Méndez obispo de la diócesis de Sincelejo y Monseñor Francisco Ceballos Escobar obispo de la diócesis de Riohacha, asistieron a estas exequias mas de dos mil personas, entre ellos familiares, miembros de la policía nacional y periodistas de diversos medios de comunicación, entre ellos la pastoral de comunicación de la diócesis quienes realizaron la transmisión de todo lo acontecido.

El obispo Oscar José hizo la bendición del cuerpo de monseñor José Agustín en el momento inicial de la eucaristía, junto a todos los ritos que se imparten en cada exequia eclesiástica, frente a todos los presentes. Con todo el respeto, agradecimiento y admiración los allegados de monseñor José Agustín Valbuena hicieron intervenciones en las cuales compartieron sus vivencias con él, estas participaciones estuvieron a nombre del presbítero Alex Brand, Enrique Iceda, Monseñor Pablo Salas y algunos de sus seres queridos que compartieron palabras de reconocimiento y gratitud refiriéndose a monseñor fallecido, entre anécdotas y momentos importantes que cada uno de ellos vivió con monseñor José Agustín.

El mensaje frente a este acontecimiento llegó a través de la palabra de Dios centrada en el santo evangelio según San Juan: “Jesús les contestó: Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre, Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto, el que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna, el que quiera servirme que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva el Padre lo premiará,  ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora, pero si por esto he venido, para esta hora, Padre, glorifica tu nombre”. 

Fueron muchos los que no pudieron contener las lágrimas ante esta ceremonia de despedida, en la cual cabe recalcar nos enfrenta a nuestra realidad, el objetivo de mantenernos con la mirada hacia la vida eterna, que estamos de paso y las huellas que debemos dejar son huellas de amor, de trabajo, de donación, de entrega, de buenas obras, como las que nos dejó Monseñor José Agustín Valbuena Jáuregui resaltando unas de sus mas grandes obras El seminario mayor Juan Pablo II y la creación de las Pequeñas Comunidades Eclesiales Diocesana (PCED),  que para él fueron pensadas como un regalo a san Juan Pablo II, en su Visita Apostólica a Colombia en la ciudad de Barranquilla en 1986.

Su legado vivirá por siempre (Mons. José Agustín Valbuena Jáuregui 1927-2024)

Escrito por: Wendy Salinas Periodista

Fotografía: Yefferson Cantillo

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